«Tú no des… Pero si te dan, tú da»…
Esta materno-paternal frase con la que hemos crecido la mayoría de nosotros, la sigo oyendo en los parques, los patios de vecinos, los jardines, la puerta de los colegios…
¿Es esta nuestra condición humana? ¿Se debe recurrir a la violencia o la agresión justificándolo por el simple hecho de hacernos valer, de hacer que se nos respete, que se nos valore…? ¿O incluso que se nos tema? ¿Es esta escala de valores la que hemos de transmitir a nuestros hijos?
Quizás, con esta mentalidad, con esta actitud de defendernos, de hacernos valer, de «que no nos peguen», mucha gente se acerca al Aikido. Y cuando digo Aikido, digo AI – KI – DO, o lo que es lo mismo: «El sendero espiritual de amor con la energía del universo».
Cuando entran en contacto con el AI – KI – DO y captan que su mensaje es de la Unión con el todo, el de trascender la violencia (y «violencias» hay de todo tipo), suele ser gente que abandona.
Hace unos días, charlando con un conocido que practicaba algo que hacían llamar Aikido en su país de origen, le hice reflexionar a este respecto tomando algunas de las frases que nos dejó el Fundador, O´Sensei Morihei Ueshiba. Este conocido, cuando le mostré lo que el Fundador decía al respecto de que -Aikido es un Arte Marcial del Espíritu-, que busca la verdadera trascendencia de la vida a través de la unión CUERPO-MENTE-ESPIRITU, me contestó algo así como : «Ya, pero eso no es así, porque si tu me vienes a dar un puñetazo, o a agarrarme del brazo… ¡Mira, mira… agarra!». Mi respuesta fue algo tan castizo como: «Si resulta que ante las palabras del Fundador del Aikido, tú me dices que eso no es así… Pues apaga y vámonos…»
Y dale con el «si me agarras del brazo», «si me vienes a dar un puñetazo», «si me lanzas una patada»… Todo eso, TODO, es antagónico con lo que por estos lares venimos a buscar. Y aunque en un principio no supiéramos, al menos de una manera consciente, qué es lo que veníamos a buscar, resulta que es precisamente esto lo que podemos encontrar: Una Arte Marcial del Espíritu, una Vía Espiritual, un Sendero Espiritual.
Nadie dice que sea fácil trascender la violencia, el impulso animal o irracional latente en cada uno de nosotros por defendernos, por hacernos valer; pero sí es cierto que tenemos herramientas para poder hacerlo. Y esas herramientas son las inherentes al Camino Espiritual: Se llama, AMOR.
Ante la filosofía de: «… pero si te dan, tú da»; ¿ponemos en evidencia las palabras de O´Sensei y decimos que «eso» no es así?
No queremos darnos cuenta de que el enfrentamiento, la oposición, imponer nuestro criterio, no es el camino conveniente para avanzar. El verdadero progreso, lo verdaderamente conveniente, y paradójicamente, lo más difícil, es la UNION, la ARMONÍA, el EQUILIBRIO. El eliminar prejuicios, orgullo, vanidades, miedos, vergüenzas… Abandonar las rigideces de la mente y del cuerpo, buscar el progreso individual en ese espíritu de amor y armonía. Ese trabajo es lo verdaderamente complejo (y bello).
Evitar el conflicto, la oposición, la violencia, es uno de los secretos del Aikido. De ahí salen todas sus técnicas, de la mutua preservación, de no causar daño alguno, y no recibirlo.Y cuán difícil de realizar en la práctica sobre el tatami, en el «tai iku» y el «ki iku» con el compañero durante el entrenamiento… Y qué decir de tratar de llevar eso a las 24 horas de nuestro día a día, el «toko iku», la ética del Aikido. No ha de bastar el decir que lo intento. ¡¡¡ He de hacerlo !!!. Si no… ¿qué diablos hacemos aquí; yo escribiendo estas líneas con mis notables limitaciones de redacción y conocimiento del Aikido, y tú leyendo voluntariamente estas líneas desde tu ordenador?
El momento de aplicar el «toko iku» del Aikido es ahora. La unión «uke – tori», la unión Cuerpo-Mente-Espiritu es, sobre la lectura de esta línea, tan importante como hace un par de minutos cuando empezaste a leer. Como lo será cuando cierres la página y dejes de leer.
Entonces… ¿Qué contesta un Aikidoca que se compromete con el Aikido cuando su hijo le dice que en el colegio unos niños van pegando a otros…? Está claro que la respuesta, nunca va a ser «…pero si te dan, tú da».
La responsabilidad que tenemos sobre nuestra propia existencia, sobre nuestro progreso, sobre el progreso de nuestra sociedad, sobre los valores que debemos transmitir a nuestros hijos, ha de pasar por trascender cualquier forma de violencia.
En un agarre y control de mano, como uke, he de dar, de aportar algo a tori. Tori tomará eso que yo le doy con mi agarre y realizaremos conjuntamente la técnica. Buscaremos la unión a través del movimiento, (tai iku), buscaremos la unión a través de la respiración (ki iku), buscaremos la unión aún después de haber acabado la técnica, la clase, el día… y hasta el fin de nuestros días (toko iku). Buscaremos la Unión con el alma (Chi iku).
Entonces, y sólo entonces, podremos decir que practicamos AI – KI – DO. Que caminamos por el Sendero (DO) del amor (AI) con la energía del universo (KI).
Dicho esto, cuando nuestros hijos nos pregunten sobre qué hacer porque en el cole unos niños pegan, nuestra respuesta será: «Tú no des, pero si te dan : ¿ . . . ?»
Un cordial saludo