Tocan diana – Por el Maestro Lucio Álvarez Ladera
Un viejo tango de Gardel, ‘Silencio’, habla de cómo la crueldad de la guerra en Francia se lleva a cinco hermanos que una madre ha criado con amorosa dedicación, y que son su único bien:
“Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme.
La ambición descansa.Meciendo una cuna,
una madre canta
un canto querido
que llega hasta el alma,
porque en esa cuna
está su esperanza.Eran cinco hermanos.
Ella era una santa.
Eran cinco besos,
que cada mañana,
rozaban muy tiernos
las hebras de plata
de esa viejecita
de canas muy blancas.
Eran cinco hijos
que al taller marchaban.Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme,
la ambición trabaja.Un clarín se oye.
Peligra la Patria.
Y al grito de guerra
los hombres se matan,
cubriendo de sangre
los campos de Francia.Hoy todo ha pasado.
Renacen las plantas.
Un himno a la vida
los arados cantan.
Y la viejecita
de canas muy blancas,
se quedó muy sola
con cinco medallas
que por cinco héroes
le premió la Patria.Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme,
la ambición descansa…Un coro lejano
de madres que cantan,
mecen en sus cunas,
nuevas esperanzas.
Silencio en la noche.
Silencio en las almas.
En la prosaica noche de la vida la ambición jamás descansa, nada está en calma nunca, y el músculo de la atrocidad trabaja sin descanso. Y los humanos se matan entre ellos. ¿Para qué? ¿Quizá por las medallas?, ¿o por un alcanzar imaginario paraíso? No. ¡Por ambición, por ignorancia!
“Se matan los humanos
en implacable guerra,
por la gloria de ser, en mar y en tierra,
devorados por peces y gusanos”. (Ramón de Campoamor)
Se matan, sin darse cuenta de que al matar a otro, te matas a ti mismo.
……………………………………
En estos días (como siempre que ocurre una tragedia de estas características), toca el clarín llamando a despertar a nuestros corazones. Luego, como tantas veces, la cosa se calmará y las portadas de los informativos aprovecharan otros temas, y… hasta la próxima.
Pero ahora está tocando y lo hace para recordarnos que estos tremendos sucesos no han ocurrido en otra ciudad, en otra nación. Han ocurrido en nuestro propio país, en nuestro pueblo, en nuestras propias casas, en nuestros corazones. El mundo, este planeta Tierra, es la casa donde temporalmente todos vivimos y cualquiera que padezca violencia es nuestro propio hermano, es parte nuestra, es todos y cada uno de nosotros. No les ha ocurrido a los franceses, ni a los iraquíes -por las mismas fechas del de Paris otro atentado perpetrado por los fanáticos mata a 200 personas en Bagdad-, ni ha sido la cabeza de un niño tunecino la que han cortado, ¡nos la han cortado a nosotros, nos han matado a nosotros!
La corneta de la fraternidad toca a diana. ¡Despertad corazones!, despertad al amor y a la unidad
¡Ojos, llorad por los que han muerto!…
Mas, no obstante, abríos a la verdad, y no permitáis que la natural indignación os nuble la visión correcta. Si la indignación engendra en nuestra entraña el odio, el desprecio, la animadversión, el rencor, la hostilidad, el resentimiento, la enemistad; el Mal nos habrá ganado esta batalla. Los fanáticos, sean del signo que sean, que también los hay que no esgrimen metralletas ni explosivos, ni salen en las portadas de los informativos y causan millones de muertos: de hambre, de sed, de miseria; o ahogados, o por falta de medicamentos… Los fanáticos, decíamos, si nos dejamos llevar por la ira habrán conseguido su objetivo. Sus bombas, sus kalashnikov, no solo habrán matado nuestros cuerpos, habrán matado también nuestras almas.
Aunque el intenso dolor nos desgarre interiormente, aunque se aturda el entendimiento no pudiendo comprender la razón de tanta sinrazón, no dejemos que nos roben nuestra esencia. La esencia humana, oculta tras la enorme broza de los condicionamientos sociales, económicos, religiosos, políticos, tapada por las pasiones y los deseos, no es otra que el amor y la igualdad. Como decía Rumi:
“Es por el fuego y no por sí misma
por lo que escalda el agua”.
¡Oídos, escuchad! Despertad al toque de la Unión, del Amor y la armonía: La discrepancia intolerante y xenófoba, el odio, la exacerbación del egoísmo, son los responsables de ese dolor. La desviación de la auténtica esencia es, en definitiva, la que mata, la que agrede, no la esencia humana.
¡Oíd la voz de los sabios, de los santos, de los hombres verdaderos, los mahatmas del mundo, los auténticos maestros!:
“Los que pensamos profundamente en el Aikido consideramos que debemos contribuir a establecer un sistema universal de verdad y de justicia. Nuestro deber es hacer de mensajeros y guías de la paz mundial y de la hermandad universal. Para llevar a cabo esta tarea debemos:
Estar iluminados sobre la naturaleza verdadera del universo.
Residir en el corazón de Dios.
Concebir el mundo entero como la forma viviente de Dios.
Aprender las enseñanzas de lo divino.
Hacer que se manifieste lo divino en los asuntos humanos”.
“El Aikido es la función del Amor”
“Ahora, es esencial que no olvidemos nuestra tarea divina: practicar la compasión, radiar luz y existir como hijos de Dios”.
“Empezad por purificaros a vosotros mismos”.
“Si tienes manchado el oído, el habla o el olfato, límpialos y purifícalos”.
“El Aikido surgió para el misogi”.
“El Camino circula por el cuerpo como la sangre; la verdad misma está en tu vientre, reside en tus órganos internos, seas consciente de ello o no”.
“Al aikido le interesa siempre el aspecto espiritual de las cosas, no el material. El aikido ha de servir para sacar lo mejor de las personas, para llevarnos por el buen camino. Su base es el amor. El propósito del aikido es ayudar a cumplir nuestra misión de traer al mundo la paz y la armonía. Por eso en el aikido no hay combates competitivos ni competiciones. Atacamos con el poder del Amor y blandimos las armas de la armonía y de la paz. Inmovilizamos a nuestros adversarios con el poder del Amor”.
“El aikido no adopta nunca una postura militar. Es el Camino de la Armonía. Su propósito y su objetivo es hacer del mundo un lugar mejor y más hermoso. En realidad, el aikido funciona conjuntamente con el universo”.
Estás citas están extraídas del libro, El Corazón del AIKIDO, de Morihei Ueshiba.
“¿Cuál es tu sanación?, preguntó él.
La Unión, respondí yo.
¿Y cuál es mi sanación?, preguntó de nuevo.
La Unión, volví yo a decir”.
“Amigo y extraño son
exactamente la misma cosa
en el camino del amor.
¿Cuál será tu fe,
una vez paladeado el néctar de la Unión?
A todos proclamarás
que la Kaaba y los templos de los ídolos
son exactamente la misma cosa”.
“No hay en mi mano piedra alguna,
ni en ella discusión alguna tengo.
A nadie desprecio,
pues dulce soy cual lecho de rosas”.
Y estas de Jalaluddin Rumi místico sufí del siglo XIII fundador de los derviches giróvagos.
Hace poco se detuvo en Madrid a unos terroristas musulmanes que tenían planes para atentar contra una mezquita sufí.
La locura solo se tiene a sí misma por razón, por bandera y por creencia.
En cambio el Amor incluye a todos, a todos abarca y a todos acoge en su seno.
Ibn Arabi un místico musulmán andalusí del siglo XII –murciano por más señas-, escribió:
“Mi corazón abarca todas las formas,
contiene un prado para las gacelas
y un monasterio para los monjes cristianos.
Hay un templo para los idólatras
y un santuario para los peregrinos;
en él está la tabla de la Tora
y el Libro del Corán.
Porque yo sigo la religión del Amor
y voy por cualquier camino
por el que me lleve su camello.
Esta es la verdadera fe;
esta es la verdadera religión”.
De Huzur Maharaj Sawan Singh Ji, ‘El Sabio de Beas’, místico realizado de origen indio (1858-1948), es la siguiente cita:
“Todas las almas puras y los devotos tienen una y la misma religión, que es: la devoción al Sr. y el amor a toda su Creación”.
Y una de Huzur Maharaj Charanj Singh Ji, un santo realizado de India (1916-1990):
“Mientras haya malicia en tu corazón, o sientas odio por alguien, o tengas malos sentimientos, tu oración nunca será aceptada por el Señor”.
En la Biblia, en el Éxodo, en el Levítico y en el Deuteronomio, se puede leer: “Ojo por ojo y diente por diente”, y lo que sigue. Es la ley del Talión. Una ley de reciprocidad presente en muchos códigos antiguos: el Código Hamurabi, en la ley romana o en la germánica. Está claro que esta ley de reciprocidad se ha utilizado para regular las relaciones sociales con mayor o menor éxito, pero sobre la interpretación que normalmente se ha hecho de su significado, cabe preguntarse ¿es una ley vengativa? Su aplicación legal era, y es -pues aún se utiliza en su forma antigua o adaptada y modernizada en todos los códigos del mundo, ¿qué son si no, las leyes que aplicamos?-, una forma de regular la convivencia. Pero cuando se interpreta al pie de la letra y se aplica según ese sentido literal, se convierte en una auténtica barbaridad:
“Ojo por ojo y todos ciegos. Diente por diente, y todos a puré de por vida”.
Pero lo que encierra en realidad está ley, es la explicación y puesta en práctica de las leyes naturales de causa-efecto y acción-reacción: Toda acción provoca una reacción y no hay efecto que no tenga una causa que lo motive. O lo que es lo mismo, nuestros actos no quedarán libres de consecuencias.
“…; pues lo que el hombre sembrare, eso mismo cosechará”. (Gálatas 6/7)
En esto todos los credos, todas las filosofías, todas las ciencias, están de acuerdo. Es una ley innegable: cosecharemos aquello que sembremos. Si cosechamos odio recogeremos odio. Una semilla de guindilla no da cerezas, da guindillas. La venganza no produce paz, sino, venganza.
No somos dueños de los acontecimientos que puedan acaecernos, pero sí de cómo reaccionamos ante ellos. Nuestras acciones y nuestras reacciones nos hacen libres o nos esclavizan. Si entramos en el círculo de acción-reacción movidos por los intereses personales, por los apegos, por las emociones incontroladas, por los deseos, por las pasiones, nos estaremos cargando de cadenas. Y no solo nos encadenaremos nosotros, implicaremos a los nos rodean. ¡Las ‘vendetas’, los rencores, han tenido, y tienen, a familias enteras, a grupos étnicos o tribales, a países, inmersos en pendencias, en guerras, durante siglos!
Pero, en este mundo es imposible abstenerse de actuar; la acción, y la reacción, son leyes universales y toda acción provocará una reacción que causará unos efectos. ¿Qué hacer pues? En ‘El Canto del Señor’ o ‘Bhagavad Gita’, Krishna (el Avatar, el verdadero maestro) le dice a Arjuna:
“Nadie se libera de la acción por el simple abstenerse de obrar. […] Nadie puede dejar de actuar ni siquiera por un momento, ya que las características, los impulsos de la propia naturaleza fuerzan la acción”.
“Los sabios consideran que ha comprendido quien actúa sin deseos, sin motivo premeditado, aquel cuyos actos han sido quemados en el fuego de la sabiduría”.
“Las obras no me afectan. No deseo sus frutos. El que me comprende así, no queda ligado a las obras”.
“Aquel que está siempre satisfecho y no depende de nada al no tener apego al fruto de sus obras, aunque esté comprometido en actos, en realidad no hace nada que le esclavice”.
¡AIKIDO! ¡La práctica de la acción sin deseo! ¡El misogi purificador! ¡Ai-Nuke!
En la Biblia, en Mateo y en Lucas -mezclo en las citas a ambos evangelistas- podemos leer:
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
Pero yo os digo a vosotros, los que me estáis escuchando: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla preséntale también la otra; y a quien intenta quitarte el manto, no le impidas llevarse también la túnica. Dale a todo el que te pida; y no reclames nada a quien intenta quitarte lo tuyo. Y de la misma manera que queráis que os traten los hombres tratadlos vosotros a ellos…”
“Al que quiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.»
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a quienes los aman. Y si hacéis bien a los que bien os hacen, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos lo correspondiente. Vosotros, en cambio, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada. Entonces seréis hijos del Altísimo; que Él es bueno aun con los desagradecidos y malvados.”
De Gurú Arjan Dev, 5º Gurú sij:
“Con nadie tengo enemistad ni rencor.
Nadie me es ajeno, todos me son propios.”
De Gurú Amardas, 3er Gurú sij:
“Todos te pertenecen, ¡oh Señor!; Tú perteneces a todos.
¿A quién llamaré malo, cuando no hay nadie más que Tú?”
De Gurú Nanak, 1469-1539. Un gran santo indio fundador del sijismo venerado en toda India y fuera de ella tanto por los sij como por hindúes y musulmanes:
“El Uno se halla en todo lugar
Y en todas las mentes.”
De Dadu Sahib, ‘Hermano Compasivo’ líder espiritual indio.
“El amor es la esencia de Dios, el amor es su naturaleza.
El amor es su forma, el amor es su color”.
Del actual Dalai Lama:
“El odio, el rencor, la ira, son emociones que destruyen el sistema inmunológico. El amor y la compasión otorgan salud.”
De Maharaj Sawan Singh Ji:
“Las diferencias externas han sido hechas por el hombre y se deben a su codicia y egoísmo […] Todos los seres han sido creados por el Señor […]Todos los Mahatmas (alma grande) nos enseñan que hay un Padre de todos los padres. El Señor de todo el Universo, y no pertenece a ninguna raza o fe en exclusiva. Todos los seres humanos son uno, bien sean hindúes, sanyasis, yoguis, turcos, rafzíes o imamsafíes”.
“El Amor del Creador
que todo lo abarca,
es la resonancia que
sostiene y dio a luz
al universo”.
De O Sensei Morihei Ueshiba.
Para ir terminando, una oración que se encontró entre las pertenencias de un judío muerto en un campo de concentración nazi:
“Cuando vengas, Señor, en tu gloria, no te acuerdes sólo de los hombres de buena voluntad. Acuérdate también de los de mala voluntad.
Y, en el día del Juicio, no te acuerdes sólo de sus crueldades, abusos y violencias; acuérdate también de los frutos que produjimos a causa de lo que nos hicieron. Acuérdate de la paciencia, del coraje, de la confraternización, de la humildad, de la grandeza del alma y de la fidelidad que nuestros verdugos despertaron en nuestras almas.
Concede entonces, Señor, que los frutos por nosotros producidos sirvan para redimir a los hombres de mala voluntad”.
Un clarín resonó cierto día desde Francia llamando al mundo a la convivencia, a la equidad, a la independencia social: ¡Liberté, Égalité, Fraternité!
Hagámos honor al lema que dio a luz a la actual República Francesa, paradigma de nación libre, culta y socialmente avanzada.
El ruido del mundo, el ruido de nuestros propios pensamientos, de nuestras ideas, de ‘nuestros motivos’, solo genera más y más ruido, y nos ensordece, nos aturde, nos extravía. El odio genera odio; la venganza, venganza; el rencor, rencor; el dolor, más dolor; el miedo, más miedo y sinrazón… El amor, amor.
Maulana Run, Rumi, nos revela el gran secreto, la panacea Universal que cura al alma de todas sus enfermedades:
“Para ver la Luna que no se puede ver
vuelve tus ojos al interior
y obsérvate en silencio”.
¡Chssss! Silencio. Calma. Dejemos que descanse el músculo, que duerma la ambición, que calle el clarín. Es en el silencio donde podremos ver la Luna que no se puede ver y escuchar la voz que no se puede oír. Una voz que habla solo de amor, armonía, igualdad y fraternidad entre los seres. Solo así seremos llegaremos a ser libres, iguales y hermanos.
¡Chsss! Silencio… “Silencio en la noche.
Silencio en las almas”.
Lucio Álvarez Ladera
San Lorenzo de el Escorial 18/11/15
*Para los interesados en escuchar el tango al que se refiere el maestro Lucio en el artículo, aquí os dejo un enlace al mísmo.