Mieeeeedo, por Diego
¿De qué tenemos miedo?
¿Qué tememos?
¿Tenemos miedo a perder el trabajo?
¿A que nos falte la salud?
¿A perder a un familiar?
¿A que el banco nos quite nuestra casa?
Y en el tatami… ¿Qué tememos?
¿Un Sankyo?
¿Una caída de Koshi nage?
¿Un Yonkyo, tal vez?
¿Tememos hacer algo mal?
¿Que alguien se ría de nosotros?
Nos pasamos la vida con miedo, y eso es porque no somos capaces de percibir la verdadera esencia de las cosas y vivir el momento presente… Segundo a segundo, instante a instante, técnica a técnica, respiración a respiración. «Wabi Sabi,» que dicen filosofías orientales afines a nuestro arte…
Nada por lo que tememos es propio de generarnos ese miedo. Porque nada de lo mencionado nos pertenece. Y aunque muchos al leer esta última frase me llevaréis la contraria, voy a intentar explicarlo de la mejor manera que me sea posible…(Yo lo intento con todo mi cariño, ¿eh?) Así que, allá voy.
¡¡¡ Sin miedo !!!
¿Es el trabajo, la casa, el hijo, el dolor del Sankyo, la vergüenza, el hacerlo mal, la caida de Koshi nage … nuestro?
El sentimiento de propiedad, no es más que una manifestación superlativa socialmente aceptada de EGO (en mayúsculas).
El fundador del Aikido, O´Sensei, nos explicaba que todo viene de una misma fuente, que todos procedemos de un mismo origen. Esto lo explican diversas filosofías, culturas, religiones… El Sintoismo, Taosimo, Budismo, Islamismo, Cristianismo, Platonismo… nos dicen exactamente lo mismo.
Y voy más allá, a algo más moderno. La ciencia más primitiva ya lo expicaba así; y la más moderna, así lo reconoce, y así lo está intentando demostrar con sus métodos… (Bosón de Higgs, o átomo divino).
Hace un tiempo, escuchando a un Gran Maestro espiritual, en una ronda de preguntas tras una de sus exposiciones, un hombre tomó la palabra para cuestionarle más o menos lo siguiente. Este hombre, que afirmaba ser Profesor Titular de Ciencias Naturales en la Universidad Complutense de Madrid, cuestionaba, lo que la Ciencia enseña con respecto a lo que explica la espiritualidad: Cómo ha sido la evolución desde lo que la Ciencia explica como «Big Bang», con respecto a lo que los Maestros espirituales, filosofías, religiones, explican como que hay un creador de todas las cosas y que todos somos uno… La sabia respuesta del Maestro fue: «Sigue enseñando la Ciencia en la Universidad. Porque lo que tú enseñas y lo que yo os enseño es lo mismo. Todos somos lo mismo, procedemos de lo mismo y todos somos una evolución».
Luego, entonces, tomando como base esto… De quién es el trabajo, la casa, el hijo, el Sankyo, la vergüenza a hacerlo mal… ¿Mío? ¿No será del todo y de todos…? Aaaaaaay, amigo, pero ahí entra el orgullo, el apego por las cosas. El EGO más puro, visceral.
Cuando busco la unión con el compañero en una técnica… ¿Esa unión es para mí? ¿Es mía? ¿Debo temer a hacerlo mal? ¿o enorgullecerme de hacerlo bien?
¿Acaso cuando muera, me llevaré mi casa, mi trabajo, mi hijo, mi técnica mal hecha, mi técnica bien hecha, mi Sankyo, mi vergüenza…? Ah, claro, ya oigo a alguno decir: «es que esas cosas son materiales»… Luego entonces, son materiales y no pueden ser parte de nuestro yo, porque son efímeras pues… Y siendo así, ¿no será que nuestra verdadera esencia es algo que pertenece al todo pero no es visible como lo meramente material?
Luego, de qué estamos compuestos. ¿De materia transformante que por arte de magia, y de birli birloque, se animó y dió origen a las 8.700.000 formas diferentes de vida que reconoce la ciencia como cifra aproximada? (o lo que algunas antiguas filosofías, desde tiempos remotos, denominan «chaurasi», o rueda de las 8.400.00 formas de existencia). ¿A lo mejor estamos compuestos, y todo está compuesto y sustentado, por una esencia inherente a todo, y que como tal, no nos pertenece a ninguno, si no al todo?
Ajá, aquí, quería llegar. Hay una esencia que no nos pertenece pues, pero a la que pertenecemos (léase «La resonancia Cósmica» de nuestro maestro Lucio Álvarez) Luego, ¿cómo somos capaces de decir que algo es nuestro? Y si no es nuestro, pues… ¡¡¡ Cómo podemos temer perderlo !!!. Cómo podemos temer el dolor del cuerpo que no es nuestro? ¿Cómo podemos temer hacer algo «mal» cuando todo cuanto suceda estará irremediablemente bien porque se deberá a algo y con algún fin…?
Una medicina infalible para todo esto, y que es esencia pura de Aikido, sería la aceptación. Muestra de «Ai» al más alto nivel.
Tomemos las riendas de nuestra mente, pongamos toda la intención en ello. Démonos cuenta de qué son las cosas; de por qué suceden, de cómo lograrlas uniéndonos a la verdadera esencia y al movimiento. Creo que esto forma parte del más profundo mensaje del Aikido.
He escuchado muchas veces el símil del escultor que al gran bloque de piedra tiene que quitarle grandes trozos, luego trozos medianos, luego trozos más pequeños, y más tarde pulir su superficie, para convertir un basto bloque de piedra en una elegante y bella escultura… Lo que hace es, QUITAR.
Quitemos prejuicios, quitemos egoísmos, quitemos temores… Desnudemos nuestro interior, quitemos los velos que nos impiden ver qué y quienes realmente somos… Busquemos el AIKI dentro de nosotros, ¡¡¡ sin miedo !!! , y, como nos decía O´Sensei: «aplica el arte a todo lo que encuentres».
Deberíamos comenzar por tomar conciencia de esto, por darnos cuenta de nuestra verdadera esencia, de la verdadera esencia del Universo, y quizás, así, quitando, buscando, podamos unirnos a su movimiento, a su luz, a su resonancia.
Un cordial saludo