Tenía 5 años cuando comencé a hacer judo. He vivido toda la vida sobre un tatami (salvo períodos de lesión o de imposibilidad absoluta) e incluso cuando viví en el extranjero.
Creo que si hay algo que rodea a este tipo de actividades, son los inevitables tópicos:
Haces Judo/Aikido/Karate… «mejor no me meto contigo»
Practicas artes marciales «eres violento»
¡Ah! Que haces Judo… «Pero si te doy un puñetazo en la boca no puedes hacer nada» (¿¿Por qué me quieres pegar??)
Es la parte más triste de nuestra actividad. Como siempre procede de la falta de cultura y del miedo a lo desconocido.
Si hay algo de lo que me jacto, es que las artes marciales me han hecho TODO lo contrario a una persona violenta. No significa que no tenga mi carácter (que lo tengo), significa que gracias a que me he involucrado con las artes marciales, entre ellas el Aikido, me considero todo lo contrario.
Esos tópicos y esa falta de cultura, finalmente han ahondado fuerte en la sociedad: se subestima la parte espiritual, se crean «modalidades» de las artes marciales aún más violentas, omitiendo su historia, su alcance espiritual/personal.
Cuántas artes marciales han dejado de «existir» en esencia, llevadas a nuevas formas de violencia… Por otro lado creo que hay algunas más que aún mantienen ese espíritu de colaboración, de «suavidad», de respeto por el compañero.
Es difícil sacar a toooodo el mundo de su error. Lo mejor, como siempre, es predicar con el ejemplo.
Un abrazo

Álvaro