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Abierto
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Otro año curso de AIKIDO
Deseo a todos los compañeros que se examinan que estén relajados y estén fluidos con mucha armonía,lo más importante.
La comida de hoy estupenda y el ambiente inmejorable.
Por poner un pero yo dejaba para otro momento las bebidas con alcohol y más si tenemos que entrenar después , hacemos AIKIDO y no va ni de cerca.
El entrenamiento maravilloso con mis hermanos de AIKIDO y en especial le agradezco a Alberto el día de hoy ya que ha sido muy provechoso para nuestro examen.
El entrenamiento de hoy fue duro pero creo que es como tenemos que entrenar los cursos ,pero espero que las heridas de rodillas curen a tiempo para mañana.
Encantado de ver a tanta gente este año , da gusto ver cómo estaba hoy el tatami.
Pues a descansar que nos hace falta.
Misogi para todos.🙏🏻
Buenos días a todos,
Yo también me animo a escribir unas líneas. La ocasión lo merece. A ver si vamos cogiendo costumbre.
Llevo tres años entrenando en nuestra asociación y tocaba ya, en este curso, examinarme de primer kyu. No poco fue el miedo que nos metieron en el cuerpo nuestros compañeros de mayor grado de Majadahonda los meses anteriores (siempre, no me cabe duda, con la intención de prepararnos para lo peor y esperar lo mejor), pero he de decir que ni el calor, ni la cantidad de aikidokas, ni el madrugón del finde, ni los nervios del examen, pudieron empañar lo mucho que disfruté del curso. Fue una auténtica gozada todo. Yo también acudía magullado por varios sitios, pero entré en el tatami con el firme propósito de dejar los dolores y las penas fuera y concentrarme plenamente en el curso. No funcionó claro, pero lo cierto es que daba igual. Que miserable precio es un poco de dolor a cambio de lo mucho que te da el curso! Porque, aun corriendo el riesgo de parecer un poco pelota o de repetir lo que otros compañeros ya han dicho, que maravilloso lujo es tener al Maestro Lucio dando la clase! “El Aikido es Misogi y Kototama!” A alguno no le resuenan todavía estas palabras en la cabeza…? A mí, desde luego sí. Al principio pensaba que en estos cursos iba a aprender técnicas y movimientos que no veíamos normalmente en clase. Pero qué va! De eso ya se encarga, con su infinita paciencia, mi Maestro Roberto todas las semanas. Otro lujazo. Muchas otras cosas son las que nos enseña Lucio. Muchas y no siempre tienen que ver con la técnica. También quiero acordarme del Maestro Alberto que fue el encargado de examinarme a mí y a otros tres compañeros. En ningún momento me sentí presionado ni nervioso. Nos examinó rigurosamente pero nos ayudó igualmente, porque, que mejor ayuda que hacerte sentir relajado…?
En resumen y para terminar, gocé mucho del curso. Me lo pasé fenomenal e incluso me atrevería a decir que me relajé en la meditación y que en las respiraciones llegué a notar fluir el Ki…!! Bueno vaaaaale, quizá no tanto…..el camino es largo y yo sólo acabo de empezar a andarlo. Pero todo llegará. Por ahora sólo puedo decir que es un privilegio y un placer andar ese camino con todos vosotros. Mil gracias.
Álvaro.
Buenas a todas y todos;
Creo que es un buen momento para reflexionar sobre qué es lo que queremos encontrar en la práctica de Aikido, y ¿por qué creo que este es un buen momento? Muy sencillo:
Como profesor tengo la suerte de poder ver el Aikido desde un punto de vista que no todos pueden ver, de momento tiempo al tiempo que esto es solo cuestión de tiempo. Es decir que tengo la suerte de poder estar en los dos lados de la balanza, por decirlo de algún modo.
Pero lo que me lleva a escribir es la cercanía del pasado curso, que nos ha dejado, como todos, mucho sobre lo que pensar y reflexionar. A parte de lo que cada uno de nosotros sacamos para nuestro yo, me gustaría hacer incapie en lo que TODOS debemos buscar con la práctica de Aikido.
Y esto es bien sencillo, basta con prestar atención a cada palabra del maestro Lucio, él siempre esta y estará muy por delante nuestro y nosotros tenemos que aprovecharnos de ello, sin dudas, sin cuestionarnos nada, recordar que un Maestro es un alumno que no ha abandonado, simplemente eso. Así que escuchamos a Lucio hablarnos de que Aikido es Misgogi y Kototama, palabras del fundador simples y sencillas. Misogi para prepáranos y ser receptores limpios de Kototama, la Voz de Dios, la Fuente Primigenia, el Sonido del Universo.
Así que con este panorama nada debemos dudar y nada debemos de temer, simplemente tenemos que escuchar atentamente las palabras de nuestros maestros y cumplirlas a rajatabla, ya sabéis » si el maestro dice que llueve……………..»
Bien, para no extenderme en exceso, ( que va a parecer que me encuentro como pez en el agua con esto de escribir), hablábamos de que buscamos en Aikido, pues bien yo sinceramente pienso y con ello me quedo, que ya sería una excelente recompensa la de ser mejor persona, una buena persona. ¿Necesitamos algo más?
Recuerdo una frase, y como mi memoria es muy mala no se deciros a quién pertenece, » Si cada uno nos preocupáramos en ser mejores personas, el mundo estaría lleno de buenas personas» así que nada a ello, además que creo que es sencillo y no cuesta dinero jajajajaja.
Quiero aprovechar para enviaros un abrazo a todos y sobre todo a Raquel, Antonio y Rafa, ya que entiendo que es duro para ellos aunque ya se ha encargado el maestro Lucio de darles todos los ánimos que yo sería incapaz de darles. Pero en fin lo dicho un abrazo de todo corazón.
También agradecer a mi Maestro, sin él nada de esto y muy posiblemente de lo otro, estaría en mi camino.
Gracias Maestro. R.S.
Buenas tardes a tod@s. Siguiendo las indicaciones del maestro Lucio animándonos a que colaboremos en la web ahí van algunas líneas.
¿Qué decir del curso? Pues como en otras ocasiones ese ambiente tan familiar que nos une a todos los aikidotas se palpaba en el aire. Es muy enriquecedor practicar con compañeros de otros dojos. Coincidir con compañer@s con los que hacía tiempo que no veías, por diferentes motivos, es un emotivo y placentero, ya que al final somos una gran familia.
La mañana del sábado comenzó con la meditación, 30 minutos, donde se paró el tiempo, pasaron volando. La práctica de las armas fue un visto y no visto, como una exhalación, casi siempre sabe a poco, eso sí, complementada con la elocuencia de José Gallardo, que como siempre culminó nuestras expectativas, es una “enciclopedia “andante.
La comida sabrosa y animada, es momento para charlas con los compañeros/as lo que nos permite charlar sobre variados temas. Tarde de calor, el tatami era una lija, literal, el suwari waza, demoledor para nuestras “tiernas” rodillas, por lo menos a unos cuantos/as. A pesar de ser un grupo bastante elevado y un espacio limitado, no se produjeron incidentes considerables, algún golpecillo que otro, pero sin importancia, los reflejos y la concentración estuvieron muy presentes entre los practicantes.
El domingo, más práctica y los exámenes. Felicitar de nuevo a todos los examinandos por su empeño, constancia y esfuerzo por lograr esa fluidez que tanto nos cuesta conseguir pero que como la vida misma es un camino que se hace poco a poco sin prisas, viviendo el momento, el aquí y el ahora, sin pensar en el ayer o en el mañana. Nos debería resultar fácil aplicar estos sencillos conceptos pero nos cuesta, el funcionamiento de la mente es muy complejo y difícil de controlar, tal vez sea el pago que tenemos que pagar por nuestra condición de seres humanos, pero todo se andará. Muchas veces en las cosas más simples están las soluciones más complejas.
Me quedo con unas palabras del maestro Lucio, un día en una clase nos dijo: “practicamos aikido para ser mejores personas”.
Abrazos para todos y que paséis un feliz verano. Nos vemos en septiembre.
Alberto, qué gran maestro eres, aunque tu sincera y honesta humildad te haga pensar que no estás “como pez en el agua” cuando escribes. Y eso que tus alumnos siempre te animamos a hacerlo, porque tus palabras nunca son huecas, ya que cada día nos demuestras con tu ejemplo aquello de lo que nos hablas.
Quería haber hecho una publicación aparte sobre el artículo del maestro Lucio sobre el Misogi, pero al final voy a aprovechar este tema para comentar en qué momento justo me ha llegado. Si bien el aikido me ha ayudado en todos los aspectos de mi vida a aceptar las cosas de una manera mucho más pacífica (no sé si del todo con amor, pero al menos sin ira, de nuevo poco a poco), no siempre es fácil en determinadas ocasiones. Andaba yo la semana anterior al curso embuclada en un tema laboral/profesional cuya resolución había sido muy negativa para mí y que por mucho que lo intentaba no conseguía aceptar. Toda la paz, tranquilidad y limpieza con la que salía de clase o después de meditar, volvía a verse trastocada en cuanto recordaba aquel asunto. Porque eso sí, capacidad de darle vueltas y vueltas a las cosas tengo mucha. Porque consideraba que era INJUSTO, y que yo tenía RAZÓN. Viéndolo ahora desde otra perspectiva, no conseguía dominar mi ego. Y a veces me daba cuenta, pero luego pensaba “es que no es el ego, es que tengo razón!!”. Y vuelta a empezar.
Pero justamente el miércoles antes del curso, el maestro Lucio nos habla del Misogi y, como dice en el artículo que el ego “Arguye razones y motivos para acreditar sus ideas, palabras y actos. El mejor disfraz del ego, su mejor camuflaje, el que más usa, es ‘la razón, ‘los motivos’. Pero esas razones siempre están basadas en él mismo. Son sus razones. Cuántas tropelías, cuántos desmanes, cuánta arbitrariedad y cuántas barbaridades cometimos los seres humanos en el pasado, cometemos hoy y podemos llegar a cometer mañana en nombre de esas razones del ego”.
Y aunque parezca absurdo, eso que ya sabías de algún modo te abre los ojos, te despierta como un cubo de agua fría. Y ese lastre que llevabas encima, desaparece. Adiós bucle. Lo primero, mi punto de vista siempre va a estar condicionado por mi propia opinión, educación, entorno… etc. Pero además, quién soy yo para decidir si algo es justo o injusto, ¿acaso soy Dios? Y por último, como me dice mi maestro Alberto, tenemos que mirarnos a nosotros mismos, no a los demás, “porque algún día seremos juzgados por nuestros propios actos”.
Besos a todos.
Un gusto de ver comentarios tan variados, esto es una gran familia que tenemos la responsabilidad de mantener unida con la armonía.
Todos los años tenemos la suerte de disfrutar de estos días tan especiales que tanta alegría nos dan a todos.
Este curso da mucho que pensar, por lo menos a mi, tenemos que ser mejores personas , con eso me quedo, dejemos atrás otras intenciones y otras metas.
Mis mejores amigos están aquí y me debo a vosotros, no tengo solo alumnos y compañeros sois todos parte de un todo que yo también pertenezco.
Un abrazo enorme a todos
Gracias maestro 🙏🏻
Buenos dias …Una cuestión que , a raiz de todas vuestras aportaciones, me surge, Evidentemente que todas vuestras palabras son muy, pero que muy edificantes, pero perdonadme, hay algo que quisiera , si puede ser, compartir, Es una duda.
Estamos estos dias repasando constantemente la idea de Misogi y de kototama, con la gran base que el maestro Lucio nos transmite, pero hay algo, que si bien es asi, creo que no estoy entendiendo del todo.
Estamos refiriendonos constantemente al ser «buenas personas», y cierto. Pero en general, creo que todos los que estamos aqui somos buenaq Gente, al menos eso he sentido yo siempre en nuestros entornos. Pero hay algo que en todo esto se me escapa, yt que seguroque el maestro Lucio nos podrá guiar: cuando hablamos de que Aikido es Misogi( purificación ) y Kototama. ¿Basta sólo con intentar ser buena persona, o Aikido, a través precisamente de Misogi y de Kototama, no es una llamada a algo más, a reconocernos en el «Uno»‘? ¿debemos quedarnos sólo en la idea de «ser mejores personas», o debemos «ponernos a tiro» para que cuando sea, cuando llegue, evidentemente a través de Kototama, seamos tods uno?…
Evidentemente, yo me conformaria con ser cada dia mejor persona, pero me da a mi que la idea va un «poquito más allá», y que no debemos conformarnos solo con ser mejores personas, sino con SER uno Con el UNO.
No sé si es cambiar mucho de tercio con respecto a todo lo bueno que habeis escrito, pero es que es una duda que estos dias tengo…
Gracias compis. Gracias maestros. Feliz verano.
¡Totalmente de acuerdo Roberto! Es un gustazo ver los comentarios. Este intercambio es muy, muy enriquecedor. Seguro que nos ayudará a escuchar un poco más a los demás y no solo a nosotros mismos.
¡Totalmente de acuerdo Bea! Alberto tiene que participar más (ya lo sabe él). ¡Muy hermosa tu intervención! ¡Más, por favor!
Ahora, Rober, Alberto y Bea, si me lo permitís, quisiera aportar un par de pequeños matices –matices que no correcciones- a algunas de vuestras palabras.
Las damas primero:
Es una gran satisfacción ver que algo ‘va quedando’, que poco a poco (y gracias a quien está detrás de todo) ‘la cosa cuaja’; el comentario que haces sobre la experiencia que has pasado, testifica un gran avance, un cambio, a mejor, muy importante. Ahí, en ser consciente de la intervención del ego en ‘nuestras razones’ y en separarnos de su influencia, empieza misogi. Pero, – ahí van los matices- nunca debemos pensar que es un trabajo fácil. Misogi no es fácil. Ennoblece, dignifica, engrandece el alma y precisamente por eso nunca debe ser fácil. Cuanto más ‘duro’ más provechoso. Aceptemos con la misma satisfacción (si no con más), lo difícil y lo fácil. La vida nunca es injusta. Y, todos llevamos dentro todo el conocimiento del Universo, por lo que no resulta absurdo que una palabras, un pensamiento, o lo qué sea, haga aflorar, recordar y dar cierta claridad a nuestra consciencia dormida.
Sigamos un orden ascendente, Alberto: Nadie nos juzga. No hay un Dios justiciero. Los santos, para hacernos comprender, usan con frecuencia analogías, metáforas, imágenes que puedan ayudarnos a comprender lo que no se puede explicar con simples palabras. Por eso surge la figura, imaginaria de un juez que valora y castiga nuestros actos. La del juicio es una característica meramente humana y que solo ‘funciona’ en el mundo dual. Nuestros propios actos, nuestras palabras y pensamientos, son los que nos condenan, son causa que genera unos efectos. Todo, todo lo que nos acontece, se debe a la ley de causa y efecto. Dios es AMOR. Es espíritu puro, ahí no hay bueno ni malo, ni bien ni mal. Recuerda las palabras de Soami Ji Maharaj al tratar de describir ese estado de beatitud completa: “¡Es Amor!”, exclama incapaz de dar otra explicación. Algún día te contaré cierta experiencia al respecto. RS (Por cierto, por informarte que no por fardar, la frase de “si cada uno se preocupase de ser mejor persona él mismo…, etc.” es de mi cosecha. Aunque siempre sea de la SUYA)
Ahora Roberto: Querido amigo, ¿qué otra cosa puede ser el sendero del misogi, la vía del aiki, el sendero espiritual, que el que nos hagamos mejores personas en todos los sentidos? El hacernos mejores personas es la finalidad de todo sendero místico. Y para eso, para poder llegar a hacernos mejores, es imprescindible, ¡im-pres-cin-di-ble! -no puedo recalcarlo más, ¡je!-, dominar nuestros egos; coger nosotros las riendas, controlarlos y gobernarlos. Esto empieza por tomar consciencia que son ellos, los egos, los que nos dominan y manejan a su antojo. Obsérvese que digo antojo, pues son solo sus caprichos, sus gustos, apegos y placeres lo que el ego busca usando los mas variados disfraces y subterfugios para dirigirnos. Este proceso solo puede partir de una reflexión, verdaderamente humilde, de nuestros pensamientos, palabras y actos. Una frase que no sé a quien pertenece –desde luego, esta no es mía, y no me voy a poner a buscar en este momento- dice: “Nunca es más grande el hombre (y la mujer) que cuando está de rodillas”. No hay mayor grandeza que la humildad. Nadie hay en el mundo peor que nosotros mismos. Nunca se es más grande que cuando nos clavamos de hinojos a rogarle perdón a Dios, o a otras personas. Pero nosotros nunca tenemos que perdonar nada, ni hay motivo, ni tenemos esa capacidad. Si no somos perfectos, ¿cómo podremos ser capaces de juzgar a nadie? Y, si no podemos juzgar, ¿cómo vamos a poder condenar? Ergo: si no podemos condenar no tendremos nada que perdonar. Siempre debemos ser quienes pidan perdón, sin escondidas superioridades, sin victimismos. La humildad nunca es ‘ceder’, ‘agachar la cabeza’ a regañadientes; es aceptar de corazón conscientes y de buen ánimo nuestras limitaciones y nuestros errores. Toko-iku.
Un precioso villancico:
Si supieras el rey de los cielos
la entrada que hizo en Jerusalén,
que no quiso coche ni calesa, solo un borriquillo que ‘alquilao’ fue.
Quiso demostrar
que las puertas benditas del cielo tan solo las abre la santa humildad.
Por último, para todos los que queramos andar el sendero del aiki: Reflexionemos, ¿es eso lo que de verdad queremos? En tal caso, como dice mi Maestro: fijemos las prioridades. Lo primero es misogi. Nada ni nadie hay antes ni más importante que nuestra propia limpieza, nuestra propia purificación. Esa es nuestra responsabilidad en esta vida, uno mismo es la tarea principal de nuestra vida, somos la porción de universo que nos toca arreglar.
Variación sobre el mismo tema: “Cuánto mejor ‘arreglado’ estaría el mundo si cada uno nos dedicásemos a esa tarea de arreglarnos”.
Un abrazo y gracias de nuevo por vuestras aportaciones ¡Da gusto! Espero que estas pequeñas matizaciones no las entendáis como correcciones y no os ‘amilanen’ para futuras intervenciones.
Lucio Álvarez
Bueno, Beni, creo que en el texto anterior queda clarificada (espero) esa duda. Hacerse mejor persona no es otra cosa que caminar hacia la evolución natural de la realización ¿O no son buenas ‘personas’ los santos y místicos, Jesús, Buda…, por nombrar a alguno? Lo que hemos de aclarar es qué es ser mejor persona. Parece claro que es la que se ‘mejora’ constantemente sin quedarse en los aspectos materiales. Se habría estancado, no mejoraría. Ese es el sentido: purificarse, pulirse, sublimarse.
Hasta luego.
Lucio
¡Gracias por tanto!
«David; amigo y Maestro»
Gracias por tu ayuda.
Abrazos enormes.
Luis
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