El Espíritu del aikido ………Extracto del Libro de K.Ueshiba
En un momento u otro, a todos los practicantes se les ha hecho la pregunta « ¿Qué es el aikido?» Incluso los practicantes avanzados tienen dificultad en aportar una contestación precisa. Es más, por otra parte, la gente que ve movimientos y técnicas de aikido por primera vez se siente confundida a escéptica y les surgen muchas dudas y preguntas. Esta gente se puede dividir en dos grupos:
El primer grupo lo constituyen aquellos que miran el aikido con ciertas suposiciones sobre las artes marciales, basadas en lo que han oído o leído. Al ver demostraciones de aikido, su reacción general es la de la decepción, porque esperan ver una exhibición de fuerza bruta, combate, violencia e incluso técnicas letales. A primera vista, el aikido, con sus bellos movimientos circulares, parece ser no-violento e incluso pasivo. Se escuchan frecuentemente comentarios tales como: «Todo parece estar ensayado y planeado.» «No hay culminación, no hay clímax en los movimientos.» «En una situación crítica sería inservible.» Y así sucesivamente. Estas críticas son comprensibles y vienen especialmentede los jóvenes, que buscan emociones en la victoria y en la conquista, o de aquellos que poseen ideas preconcebidas sobre las artes marciales, como las que consideran que éstasconsisten en gritar, sisear, dar patadas, golpear y destruir gente.
En el segundo grupo se encuentran aquellos que han conocido las artes marciales modernizadas, especialmente sus modalidades competitivas, y contemplan el aikido desde esa posición ventajosa. Sus críticas son variadas: «¿Por qué el aikido no tiene campeonatos como el judo, el karate y el kendo?» «¿Por qué se limita a demostraciones públicas, que se convierten en tediosas una vez que has presenciado una?» «Puesto que no hay campeonato es imposible decir quién es fuerte y quién es débil, quiénes son principiantes y quiénes son alumnos avanzados.» «Sin campeonatos nadie practica ni entrena seriamente.» Una vez más, la crítica es comprensible, ya que la gente generalmente quiere ver quién tiene la mejor técnica y quién es el más fuerte.
Aunque ingenua, otra pregunta comúnmente formulada es: «¿Puede uno ganar una pelea si sabe aikido?»
Todas estas preguntas y críticas son simplistas y superficiales, revelando la ignorancia del principio básico del aikido y el concepto erróneo sobre la principal característica de las artes marciales: el entrenamiento del espíritu.
Si una persona que no tiene autodisciplina quiere presumir de su destreza física y aspira a aprender aikido, solamente por su técnica de lucha, se le invitará a marcharse.
Sin practicar efectivamente aikido con alguna paciencia y experimentar de primera mano este arte, las preguntas no serán nunca contestadas con plena satisfacción.
En el aikido, el entrenamiento efectivo es la única manera de captar su significado y de extraer algún beneficio, tangible o intangible. La mayoría de los practicantes de aikido han pasado por este proceso: comenzando con dudas y preguntas, se han iniciado en la práctica y han ido conociendo gradualmente el método y la forma del aikido. Más tarde experimentan su irresistible atracción y, finalmente, llegan a comprender en alguna medida su profundidad sin fondo. Quien haya pasado por este ciclo habrá aprendido algunas cosas que hacen del aikido un arte marcial único.
En primer lugar, quedará sorprendido. Contrariamente a la apariencia blanda que se ven las demostraciones públicas, el aikido puede, en realidad, ser «duro», vigoroso y dinámico, con fuertes presas de muñeca y golpes directos (atemi), y, a pesar de lo que uno pudiera creer, contiene diversas técnicas devastadoras, especialmente las destinadas a desarmar y someter al enemigo.
Después se sentirá perplejo al descubrir lo complicado y difícil que resulta, en el nivel de principiante, ejecutar las técnicas y movimientos básicos, como las caídas (ukemi), la distancia adecuada (ma-ai), entrar (irimi) y otros movimientos corporales (tai-sabaki). El hecho es que el cuerpo entero, no solamente los brazos y las piernas, se debe mover continuamente de forma coordinada, y esto debe hacerse con rapidez, vigor y potencia, y, con el fin de actuar suave pero rápidamente, se requiere un extraordinario grado de concentración mental y de agilidad, de equilibrio y de reflejos.
También comprenderá la importancia del control de la respiración, que incluye la respiración normal, pero también mucho más, algo que conecta con la energía del ki. Este dominio del poder de la respiración es básico en la ejecución de cualquier ejercicio y asegura la continuidad del flujo en los movimientos. Es más, está íntimamente conectado con la filosofía del Budo desarrollada por el Maestro Ueshiba, como veremos más adelante.
Por último, mientras el alumno avanza se irá asombrando del infinito número detécnicas, con sus variaciones y aplicaciones, todas caracterizadas por la racionalidad y la economía de movimientos. Hasta tanto no experimente la complejidad de los movimientosdel aikido, no podrá apreciar el valor central del ki, tanto personal como universal.
Y entonces empezará a sentir la profundidad y refinamiento del aikido como arte marcial. En una palabra, sólo a través del entrenamiento efectivo en el aikido se da uno completa cuenta de la dimensión crucial del budo: entrenamiento constante de la mente y del cuerpo como disciplina básica para los seres humanos que caminan por el sendero espiritual.
Sólo entonces puede uno apreciar plenamente el rechazo de competiciones y concursos en el aikido, y la razón de las demostraciones públicas, que son una muestra del entrenamiento constante y no de la habilidad del ego