este es un comentario del curso. Aqui comento Alex
Y esta es una respuesta al comentario. Me encantó el curso.
Y otra respuesta... a mi tabién me enactnó
Buenos días,
Dos alas, necesitamos dos alas para volar, con una es imposible, caeríamos desequilibrados y sin remisión hacia el suelo.
En mi caso, necesito las dos rodillas para andar, para correr, para jugar al padel o para hacer aikido. Visto que una la tengo maltrecha y la otra, la que creía buena, me la lesioné hace una semana, acudía al curso tocado, sin plumas en las dos alas, pero al menos con las dos alas para mal-sostenerme.
Lo siento Maestro, pero el ejercicio de relajación de las dos mañanas me lo tuve que saltar, pues el dolor que siento al sentarme con los pies cruzados (no ya en seiza, que hoy por hoy lo veo un imposible) es superior al placer que puedo sentir al realizar la concentración y por ello tuve que hacer peyas. Y he comprobado que no es lo mismo empezar con esa paz que te da esa media hora de respiración/concentración en tu cuerpo, que sin ella.
Pero al grano: sábado mañana, me llevé una sorpresa al ver que realizamos ejercicios de Iaido, un arte que considero muy necesaria para nuestro aikido pues nos da atención sobre la respiración a la hora de ejecutar las katas, atención sobre el espacio alrededor para no lastimar a ningún compañero y cortarle una oreja, atención a la hora de enfundar y desenfundar… Siempre es algo que considero debe haber en un curso de armas.
Como decía alguien de una galaxia muy lejana: “Un arma noble, para tiempos más civilizados”…y es que es en esa nobleza que desprende el iaito lo que le da ese aire marcial y puro.
Es motivador como, cuando voy sacando fotos, veo sonreir a los compañeros y disfrutar de las técnicas siempre con una sonrisa en la cara. Lo decía Beni hace algunos cursos, que es una característica que se da en nuestra asociación, la camaradería y compañerismo para con otros compañeros, valga la redundancia.
Pude practicar esta vez con compañeros de otros dojos casi más que con compañeros del mío, cosa siempre de agradecer. Y pude comprobar como, año tras año, parece que los consejos y directrices del Maestro Lucio van calando, al menos en los alumnos más antiguos….
El sábado por la tarde me agradó ver que las técnicas que hicimos fueron técnicas “en principio” básicas de jo-dori y tachi-dori, pero con sutiles detalles, detalles que las hacen distintas, muy distintas, a las que hemos venido practicando hasta ahora en nuestros dojos o cursos. Qué inmenso y qué extenso es el aikido, cómo el cambio de ciertos detalles hacen que técnicas que creemos conocidas vuelvan a ser nuevas y volvamos a estar en el inicio del aprendizaje de nuevo. Cuando crees que ya navegas a gusto con la corriente que te va llevando, te encuentras con un rápido o un salto de agua, y tienes que acomodarte de nuevo en la barca, arremangarte y ponerte a remar de nuevo.
Se terminó con trabajos en seiza, por lo que tuve que pasearme cámara de fotos en mano, a inmortalizar el fin de la clase…. qué pena no poder estar en seiza; pensé que nunca lo diría pero hasta echo de menos el sufrimiento por estar en esa postura.
El domingo comenzó, al menos para mí, con una charla sobre lo que significa y lo que no, lo que es y lo que no es, la concentración/meditación/ejercicio de la mañana. De nuevo, no pude asistir… vendrán tiempos mejores.
Y de nuevo, sonrisas y caras de satisfacción en compañeros según iba sacando fotos o vídeos, mucho trabajo con tanto-dori, trabajos que de nuevo, y por pequeños detalles, volvían a ser nuevos. Pude entrenar con compañeros de otros dojos, más que con compañeros del mío, pude comprobar de nuevo la camaradería y compañerismo que existe entre todos, y eso es una labor que, desde mi punto de vista, mucho tienen que ver tanto nuestros Maestros como los compañeros más antiguos.
Vi pocas caras nuevas, eso si. Me imagino que viendo los últimos movimientos que ha habido en distintos dojos, de salida de gente, quedan o quedamos gente que llevamos más tiempo. A lo mejor es nuestra labor o responsabilidad animar a los más nuevos a que estos cursos son necesarios, que no pasa nada por asistir, al contario, que se enriquece nuestro aikido, nuestro camino. Que no hay que tener miedo a venir. Poco a poco.
En resúmen, muchas técnicas nuevas, aunque la base fuera conocida, detalles que las hacían distintas, al menos para mi.
Un placer haber compartido tatami con tan buena gente de Majadahonda, San Lorenzo, Ishimi, y que espero que el siguiente pueda al menos sentarme, si no, tendría que pedir que hiciéramos un curso paralelo para minusválidos y gente sin rodillas, como yo.
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este es un comentario del curso. Aqui comento Alex
Y esta es una respuesta al comentario. Me encantó el curso.
Y otra respuesta... a mi tabién me enactnó
Buenos días,
Dos alas, necesitamos dos alas para volar, con una es imposible, caeríamos desequilibrados y sin remisión hacia el suelo.
En mi caso, necesito las dos rodillas para andar, para correr, para jugar al padel o para hacer aikido. Visto que una la tengo maltrecha y la otra, la que creía buena, me la lesioné hace una semana, acudía al curso tocado, sin plumas en las dos alas, pero al menos con las dos alas para mal-sostenerme.
Lo siento Maestro, pero el ejercicio de relajación de las dos mañanas me lo tuve que saltar, pues el dolor que siento al sentarme con los pies cruzados (no ya en seiza, que hoy por hoy lo veo un imposible) es superior al placer que puedo sentir al realizar la concentración y por ello tuve que hacer peyas. Y he comprobado que no es lo mismo empezar con esa paz que te da esa media hora de respiración/concentración en tu cuerpo, que sin ella.
Pero al grano: sábado mañana, me llevé una sorpresa al ver que realizamos ejercicios de Iaido, un arte que considero muy necesaria para nuestro aikido pues nos da atención sobre la respiración a la hora de ejecutar las katas, atención sobre el espacio alrededor para no lastimar a ningún compañero y cortarle una oreja, atención a la hora de enfundar y desenfundar… Siempre es algo que considero debe haber en un curso de armas.
Como decía alguien de una galaxia muy lejana: “Un arma noble, para tiempos más civilizados”…y es que es en esa nobleza que desprende el iaito lo que le da ese aire marcial y puro.
Es motivador como, cuando voy sacando fotos, veo sonreir a los compañeros y disfrutar de las técnicas siempre con una sonrisa en la cara. Lo decía Beni hace algunos cursos, que es una característica que se da en nuestra asociación, la camaradería y compañerismo para con otros compañeros, valga la redundancia.
Pude practicar esta vez con compañeros de otros dojos casi más que con compañeros del mío, cosa siempre de agradecer. Y pude comprobar como, año tras año, parece que los consejos y directrices del Maestro Lucio van calando, al menos en los alumnos más antiguos….
El sábado por la tarde me agradó ver que las técnicas que hicimos fueron técnicas “en principio” básicas de jo-dori y tachi-dori, pero con sutiles detalles, detalles que las hacen distintas, muy distintas, a las que hemos venido practicando hasta ahora en nuestros dojos o cursos. Qué inmenso y qué extenso es el aikido, cómo el cambio de ciertos detalles hacen que técnicas que creemos conocidas vuelvan a ser nuevas y volvamos a estar en el inicio del aprendizaje de nuevo. Cuando crees que ya navegas a gusto con la corriente que te va llevando, te encuentras con un rápido o un salto de agua, y tienes que acomodarte de nuevo en la barca, arremangarte y ponerte a remar de nuevo.
Se terminó con trabajos en seiza, por lo que tuve que pasearme cámara de fotos en mano, a inmortalizar el fin de la clase…. qué pena no poder estar en seiza; pensé que nunca lo diría pero hasta echo de menos el sufrimiento por estar en esa postura.
El domingo comenzó, al menos para mí, con una charla sobre lo que significa y lo que no, lo que es y lo que no es, la concentración/meditación/ejercicio de la mañana. De nuevo, no pude asistir… vendrán tiempos mejores.
Y de nuevo, sonrisas y caras de satisfacción en compañeros según iba sacando fotos o vídeos, mucho trabajo con tanto-dori, trabajos que de nuevo, y por pequeños detalles, volvían a ser nuevos. Pude entrenar con compañeros de otros dojos, más que con compañeros del mío, pude comprobar de nuevo la camaradería y compañerismo que existe entre todos, y eso es una labor que, desde mi punto de vista, mucho tienen que ver tanto nuestros Maestros como los compañeros más antiguos.
Vi pocas caras nuevas, eso si. Me imagino que viendo los últimos movimientos que ha habido en distintos dojos, de salida de gente, quedan o quedamos gente que llevamos más tiempo. A lo mejor es nuestra labor o responsabilidad animar a los más nuevos a que estos cursos son necesarios, que no pasa nada por asistir, al contario, que se enriquece nuestro aikido, nuestro camino. Que no hay que tener miedo a venir. Poco a poco.
En resúmen, muchas técnicas nuevas, aunque la base fuera conocida, detalles que las hacían distintas, al menos para mi.
Un placer haber compartido tatami con tan buena gente de Majadahonda, San Lorenzo, Ishimi, y que espero que el siguiente pueda al menos sentarme, si no, tendría que pedir que hiciéramos un curso paralelo para minusválidos y gente sin rodillas, como yo.
Feliz fin de 2017.