El Aikido es un arte marcial de origen japonés fundado por Morihei Ueshiba tras muchos años de investigación, práctica y desarrollo. Es único entre las artes marciales japonesas, considerándosele el más esotérico y difícil de entender, pero, también el más hermoso y puro. En Occidente se le empezó a conocer con el sobrenombre de «combate zen».
Mientras que en cualquier tipo de lucha prevalece el choque, la confrontación de fuerzas y voluntades con la intención de imponerse la una sobre la otra, en el Aikido se busca la unión de dichas fuerzas de forma impersonal, sin ninguna otra intención que la de formar parte del conjunto de fuerzas universales.
El Aikido consta, básicamente, de dos tipos de técnicas:
- las encaminadas al conocimiento de los principios de unión, desarrollo y expansión del Ki
- y las técnicas marciales, en las que hay que aplicar tales principios.
El entrenamiento asiduo de las técnicas de Aikido fomenta el bienestar físico y mental, indiferentemente de la edad, el sexo.
La correcta ejecución de los movimientos mejora la condición general del cuerpo, incluyendo la estructura ósea y articulaciones, especialmente las de la columna vertebral.
Además el sistema profundo de respiración Ki utilizado, estimula la circulación en todas las partes del cuerpo alcanzando músculos internos habitualmente infrautilizados, favorece el sistema pulmonar, circulatorio, digestivo, etc.
En cualquier caso la aptitud natural y la actitud mental que se desarrolla tiene un efecto muy favorable para la salud física y mental y para la formación de una personalidad más equilibrada.
Además sus técnicas marciales constituyen un efectivo sistema de autodefensa reconocido, por su gran eficacia, por los cuerpos de seguridad de todo el mundo. La inmensa mayoría de los métodos de defensa personal utilizados por cualquier arte de combate, adoptan técnicas extraídas del Aikido.
No obstante, el objetivo central del Aikido es la propia realización en armonía con la Naturaleza y carece de toda finalidad destructiva.