A hombros de gigantes
Apreciado maestro y estimados compañeros,
No deja de maravillarme el hecho de que, en la práctica del Aikido, lo que parece sencillo de ejecutar cuando lo ves hacer a tus compañeros, sea más complicado de lo inicialmente previsto cuando uno trata de experimentarlo por si mismo. Supongo que alcanzar la naturalidad, la armonía y la unión forma parte de este camino, que con tanta alegría y satisfacción personal recorro desde hace ya tres años de la mano de todos vosotros.
Esta publicación simplemente pretende agradecer a todos y cada uno de vosotros y vosotras cada paso que me habéis ayudado a dar y lo acompañado que me he sentido y me siento en cada uno de ellos. Todos vosotros hacéis grande la práctica del Aikido con vuestra sencillez, humildad e infinita paciencia.
El pasado martes (19 de noviembre) realicé mi primer examen en este dojo acompañado de todos vosotros. Aunque podría ponerle infinitos “peros” a la ejecución técnica que realicé, voy a aplicarme la atenuante incompleta de “nervios incontrolados” que supongo que jugaron en mi contra, incluso cuando mi maestro, “cariñosamente” (dentro de las circunstancias) me apercibió de lo inconveniente e incluso de lo ilógico en alguna de mis ejecuciones. Los errores fueron solo míos, pero queridos compañeros y maestro, si hubo algún atisbo de corrección en lo que visteis, ese mérito es enteramente vuestro y así os lo reconoceré siempre. Porque con cada una de vuestras sugerencias, consejos e indicaciones habéis hecho de mi algo parecido a un aikidoka en ciernes cuyo más importante merito radica en que la ilusión y las ganas por continuar el camino y la práctica no solo no desaparecen, sino que se han claramente acrecentado.
Atribuyen a Isaac Newton una frase que creo que resulta muy apropiada para expresaros mi cariño, mi admiración y mi agradecimiento. Parafraseándole yo me consideró autorizado para decir igualmente que “si pude ver más lejos que otros, ha sido porque he ido a hombros de gigantes”. Pues eso queridos, todos y cada uno de vosotros y vosotras sois mis gigantes.
Gracias Infinitas siempre
Javier