Lucio Álvarez
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26 diciembre, 2019 at 15:08 #5009

SOBRE EL TEXTO DE DANIGARCIA: PREOCUPADO POR EL CAMINO DEL AIKI

Hola Dani:
Lo primero felicitarte por haber escrito. Siempre es un gustazo ver vuestras participaciones en el foro. Y todos y cada uno de los que os atrevéis a expresar públicamente vuestras dudas, inquietudes u opiniones, por el mero hecho de haberos atrevido, sois dignos de todo respeto y atención.
Ante todo, si de verdad queremos lograr que el Aikido sea nuestra Vía, debemos hacer nuestro el lema de O’Sensei:¡MASAKATSU AGATSU KATSUAYABI! La victoria verdadera es la victoria sobre uno mismo aquí y ahora. Nuestro ego es a lo único que hay que combatir. Hemos de hacer de este lema la regla de oro que gobierne nuestra vida, nuestros pensamientos y actos.
Eso, como muy bien señalan Alberto y Roberto en sus intervenciones, es cosa de cada uno. Es la tarea particular que nos ha sido asignada al nacer; y cada cual lo anda según le toca. Aunque el ÚNICO CAMINO es el camino del Amor, cada individuo lo tiene que recorrer a su manera, cómo le ha sido asignado.
Por cierto Alberto, creo que esa frase: «Si cada uno de nosotros se esforzara por ser mejor persona, el mundo estaría lleno de buenas personas» es mía, aunque sabemos que no hay nada que no nos venga dado por ‘algo’ o ‘alguien’ superior, ¿de dónde sale eso que llamamos intuición o inspiración?
Ahí va una de O’Sensei:
“Tan pronto te ocupas del ‘bien y el ‘mal de tus semejantes, creas una apertura en tu corazón por la que entra la malicia. Examinar (juzgar), competir y criticar a otros te debilita y te derrota”.
Al nacer, a cada uno se nos otorga un barco (nuestro cuerpo) con unos instrumentos para gobernarlo(nuestra mente)y un medio por el que navegar (nuestro entorno familiar y social)Tenemos la obligación de cruzar hasta el otro lado (la muerte, el más allá) y contamos con la potestad de fijar un rumbo. Nadie acierta por nosotros con el rumbo correcto y nadie se equivoca por nosotros; cada cual es responsable de su propio barco y de elegir la ruta que crea oportuna. Hemos de dejar de comparar, de corregir; de buscar la paja en el ojo ajeno. La caridad empieza por uno mismo. Si algo he de corregir es mi propio rumbo. Si he de limpiar algo, es mi propio corazón. Si tenemos una responsabilidad en la vida, esa es la de mejorarnos, purificarnos a nosotros mismos. Eso es Misogi. Como dejan traslucir claramente Roberto y Alberto en sus intervenciones, lo importante es practicar: “Esto no es mera teoría -decía el Fundador-, ha de ser practicado”, y así es: “Zazen es zen”. Sentarse a meditar es meditación. El camino se hace andando. Nada ni nadie de fuera lo andará por nosotros: ni las palabras más sutiles, ni las enseñanzas más didácticas, ni el guía mejor cualificado, ni el mapa más detallado, andarán nuestro camino. “Me observo, ¿está mi práctica regida por el Amor?, ¿mi waza?, ¿mis pensamientos y mis actos?, ¿sí? Entonces práctico Aikido, estoy dónde debo estar. A su tiempo, todo dará su fruto”.

Que una Vía sea o no un verdadero Sendero espiritual, depende, sobre todo, del rumbo que cada cual se fije. ¡Cuántas barbaridades, cuántas injusticias y arbitrariedades, cuántas atrocidades hemos cometido los seres humanos en nombre de las religiones! ¿Quiénes serán los culpables de tales atropellos cuando todos los fundadores de dichas religiones –todos sin excepción-, predicaron el Amor y la armonía entre los seres?…

Un fuerte abrazo a todos y ¡FELICES NAVIDADES!

Lucio Álvarez