-
Abierto
-
Sé que no uso mucho esta plataforma, pero tengo que decir que estoy muy preocupado, cada vez las redes sociales me gustan menos, el problema de la desinformación y el crecimiento exponencial de los haters es un reflejo de la sociedad en la que vivimos.
Soy aikidoka por la esencia de esta disciplina, el camino del amor y de la unión a través de la energía universal, y en estos días que corren creo que esa esencia es más necesaria que nunca. Y sin embargo mi preocupación no hace mas que crecer al cotillear a algunos de mis compañeros y maestros en éstas dichosas redes sociales; pensando que encontraría un lugar de paz y cohesión, de empatía hacia el diferente, de extender la mano al necesitado, me encuentro con noticias que aumentan las diferencias, que atacan a otros, que destruyen el AI.
He escuchado muchas veces al maestro Lucio decir que el aikido no se acaba en el tatami, que tenemos que ser aikidokas las 24horas del día, intentar fluir, evitar la lucha, También he leído las palabras de O Sensei que nos dice que llevemos la armonía a lo largo del universo, que será el Aikido la única forma de unir a todos los seres del universo que debe ser la base de nuestras vidas y debemos dedicarnos a establecer benevolencia, amor verdadero y sinceridad auténtica en todas partes.
Creo que en nuestra mano está en no dejarnos llevar por banderas, himnos, y la corriente social, y ser empáticos, fluir y seguir siendo AIKIDO.
Si ni siquiera nosotros somos capaces de ello ¿Quién lo será?
Buenos dias compañeros de caminio;
Me alegro mucho Dani de saber de ti, ya hece tiempo que te perdi la pista y no sabia de tu vuelta al tatami. Agradezco que nos hagas participes de tus inquietudes y creo que eres valiente y sincero por ello.
Soy consciente que no estamos en el mejor momento dentro de la asociación (las circunstancias son las que son), y que quiza, lo que estamos trasmitiendo no sea todo lo puro que nos gustaría trasmitir.
Tienes que tener en cuenta que somos personas humanas imporfectas, con nuestras virtudes y nuestros defectos (muy posiblemente más de las segundas que de las primeras), y que, por circunstancias no deseadas, tenemos la tarea (ya te digo yo que imposible) de sustituir a nuestro maestro en un camino tan sutil como es el camino del Aiki.
Creeme que entiendo las dudas y sombras con las que te encuentras, pero quiero que entiendas que el camino hacia el Uno, es cosa de uno, totalmente individual, y como suele decirse, intransferible (nadie lo puede hacer por ti).
Voy a tratar de explicarme:
Cada uno de nosotros tenemos una mision indivial, que al final es la misma para todos, y es la de desarrollarnos como seres humanos buscando la unidad con Nuestro Creador (La Fuente Primigenia en palabras de Fundador). Desde mi punto de vista, y esto me gustaria recalcarlo para que quede muy claro, cada uno de nosotros tenemos que hacer todo lo posible por mejorarnos como personas, dentro y fuera del tatami. Es ahí donde tenemos que hacer incapié como practicantes de Aikido y seguidores de la escuela creada por el Maestro Lucio, en trabajar para mejorar como personas teniendo como cimientos la humildad.
Para poder ayudar a los demas, lo primero es trabajar sobre nosotros mismos. No podemos pretender enseñar lo que no hemos experimentado en primera persona.
En palabras de Fundador:
«Misogi comienza por uno mismo»
Hay una frase que personalemte me gusta muchisimo y que de vez en cuando intento citar en las clases (desconozco su autor):
«Si cada uno de nosotros se esforzara por ser mejor persona, el mundo estaria lleno de buenas personas»
Cada uno de nosotros ha de responder, de forma individual, por sus propios actos y la suma de estos (positivos y negativos) sera la que nos sitúe en el Camino.
Como ya he dicho comprendo tus dudas, y creo que la respuesta que estas buscando esta en el propio Aikido y en su practica desinteresada, sin esperar nada a cambio, haciendo incapié en la busqueda interior.
Si tienes cualquier duda, o quieres que charlemos sobre lo que te apetezca (siempre y cuando tenga que ver con Aikido) estoy a tu disposición y a la de cualquier compañero de la Asiciación.
¡Un abrazo a todos, y espero veros en el curso!
buenas tardes a todos:
estamos todos con un camino encomendado que tenemos que recorrer individual en donde encontraremos penas y alegrías,facilidades y dificultades pero eso es el camino.
En Aikido tenemos la posibilidad de tener nuestro propio tiempo para nosotros para poder mejorar de nuestro día a día y ver a todos como iguales (aunque es difícil en ocasiones)
para nuestro camino de Aikido debemos proponernos un entrenamiento continuado sin excusas para que a lo largo de los años podamos conseguir algo que es muy difícil llegar a su fin.
estamos sometidos a un indice informativo y mediático que nos llega por todos lados y nos aborrega en la mas triste de las posibilidades.
En la escuela estamos unidos por un mismo camino y todos y cada uno de nosotros sumamos para que pongamos un grano de arena para llenar este desierto que tenemos de sociedad.
cada día de ser un día diferente en donde no siempre actuaremos adecuado al momento actual pero sin que dejemos que nos lleve a la desidia y a no entrenar.
es una vía espiritual y como toda vía en muy compleja si de verdad queremos llegar a mejorar y recibir los beneficios del Aiki que nos preocupa.
cada uno de nosotros somos uno sin distinción como tantas veces nos ha dicho el maestro,hasta el mayor delincuente es parte de nosotros y no somos nadie para juzgar o criticar.
tenemos un largo camino en este Aikido que nos deja el maestro en AFA Madrid que sin la ayuda de todos nadie de los que estamos en ella podemos seguir adelante sin el apoyo de todos.
mi solicitud es la de entrenar cada día como el primero y no dejar que nada se interponga para que podamos entre todos llevar adelante este bonito legado que nos han regalado.
mi mejor regalo es el poder asistir cada día a participar en esta vía.
un abrazo a todos.
SOBRE EL TEXTO DE DANIGARCIA: PREOCUPADO POR EL CAMINO DEL AIKI
Hola Dani:
Lo primero felicitarte por haber escrito. Siempre es un gustazo ver vuestras participaciones en el foro. Y todos y cada uno de los que os atrevéis a expresar públicamente vuestras dudas, inquietudes u opiniones, por el mero hecho de haberos atrevido, sois dignos de todo respeto y atención.
Ante todo, si de verdad queremos lograr que el Aikido sea nuestra Vía, debemos hacer nuestro el lema de O’Sensei:¡MASAKATSU AGATSU KATSUAYABI! La victoria verdadera es la victoria sobre uno mismo aquí y ahora. Nuestro ego es a lo único que hay que combatir. Hemos de hacer de este lema la regla de oro que gobierne nuestra vida, nuestros pensamientos y actos.
Eso, como muy bien señalan Alberto y Roberto en sus intervenciones, es cosa de cada uno. Es la tarea particular que nos ha sido asignada al nacer; y cada cual lo anda según le toca. Aunque el ÚNICO CAMINO es el camino del Amor, cada individuo lo tiene que recorrer a su manera, cómo le ha sido asignado.
Por cierto Alberto, creo que esa frase: «Si cada uno de nosotros se esforzara por ser mejor persona, el mundo estaría lleno de buenas personas» es mía, aunque sabemos que no hay nada que no nos venga dado por ‘algo’ o ‘alguien’ superior, ¿de dónde sale eso que llamamos intuición o inspiración?
Ahí va una de O’Sensei:
“Tan pronto te ocupas del ‘bien y el ‘mal de tus semejantes, creas una apertura en tu corazón por la que entra la malicia. Examinar (juzgar), competir y criticar a otros te debilita y te derrota”.
Al nacer, a cada uno se nos otorga un barco (nuestro cuerpo) con unos instrumentos para gobernarlo(nuestra mente)y un medio por el que navegar (nuestro entorno familiar y social)Tenemos la obligación de cruzar hasta el otro lado (la muerte, el más allá) y contamos con la potestad de fijar un rumbo. Nadie acierta por nosotros con el rumbo correcto y nadie se equivoca por nosotros; cada cual es responsable de su propio barco y de elegir la ruta que crea oportuna. Hemos de dejar de comparar, de corregir; de buscar la paja en el ojo ajeno. La caridad empieza por uno mismo. Si algo he de corregir es mi propio rumbo. Si he de limpiar algo, es mi propio corazón. Si tenemos una responsabilidad en la vida, esa es la de mejorarnos, purificarnos a nosotros mismos. Eso es Misogi. Como dejan traslucir claramente Roberto y Alberto en sus intervenciones, lo importante es practicar: “Esto no es mera teoría -decía el Fundador-, ha de ser practicado”, y así es: “Zazen es zen”. Sentarse a meditar es meditación. El camino se hace andando. Nada ni nadie de fuera lo andará por nosotros: ni las palabras más sutiles, ni las enseñanzas más didácticas, ni el guía mejor cualificado, ni el mapa más detallado, andarán nuestro camino. “Me observo, ¿está mi práctica regida por el Amor?, ¿mi waza?, ¿mis pensamientos y mis actos?, ¿sí? Entonces práctico Aikido, estoy dónde debo estar. A su tiempo, todo dará su fruto”.
Que una Vía sea o no un verdadero Sendero espiritual, depende, sobre todo, del rumbo que cada cual se fije. ¡Cuántas barbaridades, cuántas injusticias y arbitrariedades, cuántas atrocidades hemos cometido los seres humanos en nombre de las religiones! ¿Quiénes serán los culpables de tales atropellos cuando todos los fundadores de dichas religiones –todos sin excepción-, predicaron el Amor y la armonía entre los seres?…
Un fuerte abrazo a todos y ¡FELICES NAVIDADES!
Lucio Álvarez
Feliz año a todos!
sigo sin poder acercarme al Dojo por motivos laborales, espero que este año pueda ir de forma más continuada, aún así no dejo de pensar en vuestras palabras.. Me surgen otras duda a raiz de ellas, la que más me preocupa es ¿si no voy al dojo, aunque me sienta en la vía, sigo en el camino? siempre que puedo hago trabajo individual en casa, aunque se que completamente insuficiente, no puedo dejar de meditar aunque no vaya al dojo, e intento seguir todas las pautas que los maestros me dais.
Si veo a alguien que está erando en el camino de amor, ¿debo decirle con amor, que lo que hace no es correcto? o como decía O,sensei entrará la malicia en mi corazón, y sólo debo preocuparme de mi camino para que no exista esa brecha. ¿será capaz el aikido de llegar a todas las personas sólo practicándolo de forma individual, se hará «viral» sólo «contagiándose» por imitación a las personas que no saben que existe? ¿podemos nosotros hacer algo más que sólo(como si fuera poco) practicarlo y llevar el camino en nuestro día a día y decir que somo aikidokas? ¿decir que somos aikidokas, nos hace un poco orgullosos, y nos haría sacar un poco ese ego que tratamos de reducir?
Espero que este año 2020 nos permita vernos más en el tatami
Un abrazo!
Hola de nuevo Dani, he leído tus dudas. Intentaré responderte, dentro de mis posibilidades,. Pero como son varias las cuestiones y en alguna tendré que extenderme, para no resultar demasiado farragoso y pesado, como diría Jack the Ripper (Jack el Destripador):¡Vayamos por partes! Voy a dividirlas, a responder de una en una. Editando cada respuesta por separado. ¡Por darles trabajo a Fernando y Alex!
¡AHÍ VA LA PRIMERA!
1ª) Si no voy al dojo, aunque me sienta en la vía, ¿sigo en el camino?.-
Que sientas que estás en la Vía aunque no estés yendo al dojo (dojo: lugar donde se enseña el do o camino), es lo normal y lo correcto.
La Vía, -en el significado absoluto del término- está dónde estamos nosotros, forma parte de nuestro ser. Un ápice que nos apartemos de ella y ya no estaremos en la Vía. “El Camino (Vía) circula por nuestro cuerpo como la sangre; la verdad misma está en tu vientre; reside en tus órganos internos, seas consciente de ello o no. No puedes separarte de la verdad. Si pudieras separarte del Camino, dejaría de ser el Camino. Practícalo con firmeza y decisión”. (O’Sensei) Superar los obstáculos -el ego-, que nos impiden ser conscientes de esta verdad expresada por O’Sensei, es misogi, es practicar la vía.
En nuestro interior está Todo: Verdad, mentira, Belleza, fealdad, bueno, malo; Dios y el Diablo…
Por eso, como dije en un texto anterior, la Vía depende absolutamente de nosotros.
Fijamos una ruta, hacia la espiritualidad o hacia la materia. No se puede ir a los dos lados a un mismo tiempo.
Es normal que de vez en cuando nos desviemos, por eso hemos de estar muy atentos y rectificar cuanto antes, volver al rumbo correcto, lo más rápidamente posible. En la vida, como en la mar, la más mínima desviación acabará llevándonos a un lugar totalmente alejado de nuestro destino, a embarrancar, incluso a estrellarnos contra los arrecifes.
Nuestro cuerpo es nuestro barco, el vehículo de nuestra alma, démosle a esta, el nombre que prefiramos: espíritu, Energía Primordial, Dios, Kototama, Shabad, Verbo, Palabra; supercuerdas, vibración esencial, o lo qué sea; y nuestra alma es parte de esa Divinidad, es nuestro ser espiritual, lo que somos realmente, el Verdadero ser.
¡Un juego!:
Sentados cómodamente, o tumbados pero sin dormirnos. Relajémonos. Imaginemos que nos elevamos, que vamos ascendiendo más y más hasta alejarnos de la Tierra. La vamos viendo alejarse, empequeñecer; cada vez más pequeña, más, más. La contemplamos desde el extremo más apartado de la Vía Láctea. Apenas es ya un punto en la lejanía, más chica que una canica. Preguntémonos ahora: ¿qué es un continente: Asia, América, Europa…? ¡ni se ven!. Entonces, ¿cómo seremos nosotros?,¿qué somos? Alejémonos aún más, salgamos de nuestra galaxia. Si nuestra Tierra, esa que nos parece tan enorme, en la que cabemos, todavía de sobra, animales, plantas, mares, montañas, selvas, desiertos y humanos con todo nuestro bagaje: ciudades, barcos, coches, aviones y un tan largo etc., ya ni se ve, apenas un minúsculo átomo, ¿qué somos nosotros?, ¿dónde estamos? Y ¿qué será de todas esas cosas que llenan nuestros inexistentes corazones y cabezas?, ¿qué serán? Ese orgullo, esas ideas: creencias, proyectos, opiniones, sentimientos, emociones; dolores y risas, amores y desamores, éxitos y fracasos, ilusiones y desengaños; expectativas, frustraciones; glorias y miserias…, Nos tenemos por seres independientes, poderosos, dueños del mundo y de la verdad, capaces de controlar el destino, y apenas llegamos a ser ínfimas partículas subatómicas…
No obstante, aquí estamos, y pensamos, y podemos; tenemos cierto poder, ¡bastante poder!, y hacemos y deshacemos; inventamos, creamos. Siendo, como somos, tan poquita cosa, ¿cómo es que tenemos tantas capacidades? Precisamente, porque somos ínfimas partículas subatómicas de una Energía Superior: Dios, Kototama, Shabad, Verbo, Palabra; supercuerdas, vibración esencial, o lo qué sea que queramos llamarla; esa fuerza que sustenta toda la Creación, la que está y queda cuando todo empequeñece y prescribe, la que mantiene todo el Universo en orden. Un Orden imposible de entender con nuestras capacidades físicas, pero diáfano, incluso palpable, cuando tomamos consciencia (Unión) de que formamos parte de ella. Como seres materiales apenas tenemos media galleta. Pero como seres espirituales, como partículas divinas, somos infinitos, eternos y todopoderosos.
Seguir, una Vía, practicarla, es apartar todo lo que nos hace creer que somos seres físicos independientes de Dios y autosuficientes. Solo entonces, al realizar la Divinidad, como parte de Dios dioses, seremos libres, auténticamente autónomos.
La Vía comprendida en términos relativos, será también, cualquier método digno de ese nombre. Cualquiera que consista en enseñar a sus seguidores, según sus propias técnicas, a percibir, interiormente, esa Realidad la de nuestra naturaleza espiritual, divina. Eso es la Realización, Realizar a Dios: llegar a ser conscientes de nuestra naturaleza espiritual, Divina. En eso consiste unir cuerpo mente y espíritu.
la Vía es, por tanto única, solo lo es la que nos lleva a la Unión Absoluta, pero las formas de llegar a ella –vías relativas-, son diversas.
El Aikido es una de esas formas, y para ponerla en práctica se hace necesario entrenarla en el tatami, practicar tori y uke. Igual que para practicar Zen hay que hacer zazen, o girar sobre uno mismo y recitar los mantras adecuados si seguimos la vía de los derviches giróvagos o el mantra yoga. Aunque la esencia sea la misma y todos los caminos, si son auténticos, acaben llevando a Roma y se basen en la Unión, la Armonía y el Amor; cada camino tiene su forma. Usando el símil del único río, la Vía Absoluta sería ese Río Principal. El Único que vierte sus aguas en el Gran Océano, y las vías relativas, serán los afluentes que nos llevan a él. ¡Ojo! Solo esos, los que desembocan en el Cauce Principal. Otros no. La vía del Aikido se aprende en el tatami.
La práctica en el tatami tiene una gran virtud: nos otorga mucha disciplina y lo hace de una manera muy amena y didáctica, mientras vamos desarrollando nuestra creatividad, dando libertad a nuestra capacidad de expresión y mejorando nuestra condición física.
Practicar el waza nos enseña a ser humildes, a entender que tanto el gozo como el dolor son partes de la existencia y que hay que aceptarlos de igual talente, equilibradamente; ambos son métodos de purificación y mejora, no un castigo o un premio. Fluir con el waza y el compañero da gran coordinación sicofísica, un conocimiento poco común de nuestro cuerpo alcanzable solo por contadas actividades. Es, así mismo, aprender a fluir y unirse con la vida. Practicar ukemi sinceramente, nos enseña a ser aún más dúctiles y disciplinados, aceptando de buen grado, a otros, otras formas, otros modos… Así, con la práctica asidua sobre el tatami nos iremos puliendo. Ese es el misogi propuesto por el Aikido, sin él, no podremos decir que estamos en el camino del Aikido, que somos aikidokas. Podemos seguir otras vías, ¡claro está!, y practicar la armonía y el amor en en nuestras vidas cotidianas, ¡es nuestra obligación como seres humanos, vayamos o no al dojo!. Pero Aikido es Aikido, un banco con tres patas: cuerpo, mente y espíritu, si le falta una se cae. Ya no será Aikido.
¡HAY QUE PRACTICAR!
2ª) Si veo a alguien que está errando en el camino de amor, ¿debo decirle con amor, que lo que hace no es correcto?
Lo primero que hemos de hacer es preguntarnos: ¿quién soy yo para corregir a nadie?
“… Ser una vela no es fácil; / Para dar luz debemos arder primero…». (Rumi)
Si cada camino es individual, si cada quien tiene que pasar por la vida a su manera, fijar su propio rumbo, según lo que a cada cual le toca, ¿qué criterio será el correcto?, ¿por qué sé que está errado?,¿qué base tengo para juzgarlo?,¿dónde estarán la razón y la verdad?, ¿y qué será lo justo?
Mi obligación y mi responsabilidad soy yo. “Si cada uno nos preocupásemos de ser mejores personas nosotros mismos, en lugar de pretender corregir a los demás, el mundo estaría lleno de buenas personas”. ¿Por qué mi razón ha de ser mejor que la de otro?, ¿soy yo superior?; ¿me siento superior?, ¿en posesión de la verdad?
El sendero del Amor no trata de corregir a los demás moldeándolos a nuestro gusto, sino, que consiste en respetarlos y amarlos, aceptarlos tal cómo son y estar siempre dispuestos a ayudar cuando nos lo pidan, ni un momento antes, ni un momento después.
Pretender que nuestra razón es la buena en contra de las razones de otros, es una de las mayores manifestaciones del ego. Una de las primeras causas por las que los seres humanos eludimos nuestras propias responsabilidades y hemos cometido, y cometemos, auténticas atrocidades.
La mejor forma de mejorar la humanidad es mejorarme a mí mismo. Tanto a nivel material como espiritual; yo soy la parte de la humanidad que me corresponde, la que me ha sido encomendada.
“Empezad por purificaros a vosotros mismos”…(Morihei Ueshiba)
“Ante todo, si de verdad queremos lograr que el Aikido sea nuestra Vía, debemos hacer nuestro el lema de O’Sensei:
¡MASAKATSU AGATSU KATSUAYABI!
La victoria verdadera es la victoria sobre uno mismo aquí y ahora.
Nuestro ego es lo único que hay que combatir. Hemos de hacer de este lema la regla de oro que gobierne nuestra vida, nuestros pensamientos y actos.
“El Aikido se sitúa en el centro del universo. Su propósito es reformar el mundo, mejorar las cosas en todos los planos –manifiesto, oculto y divino-. Empezad por purificaros a vosotros mismos y trabajad después para purificar el mundo.
El Aikido es el camino de la sinceridad. La sinceridad es la práctica de la lealtad. Debéis ser leales a vuestra misión de estar al servicio del mundo, de establecer el cielo en la tierra. Para conseguirlo, debemos empezar por perfeccionarnos a nosotros mismos”. (Morihei Ueshiba)
Al servicio del mundo, sí, evidentemente, pero la parte del mundo que, principal y primeramente nos corresponde servir, para su mejora, es: nosotros mismos.
El ego usa de infinidad de trucos. ¡Mucho cuidado! Casos como este son harto frecuentes. Se disfraza de benevolencia y compasión para entrometerse y faltar a su deber, que no es otro que ocuparse de su propio misogi. Ayudar a otros, ayudar a la limpieza del mundo, es una obligación y el, supuestamente, deber cumplido produce mucha satisfacción. Pero, ¡atención! ¿estamos cumpliendo con nuestra principal obligación?, ¿somos fieles a nuestro misogi? Aunque lo parezca, y gran parte de la Sociedad así lo crea, las buenas obras no son un mérito, sino, la forma normal de comportamiento de los que dicen caminar en el sendero del amor. Pensar que las buenas acciones nos van a servir para ascender espiritualmente, es un tremendo error. Asistir a clase es una obligación, pero si no estudiamos las materias del temario… Con eso solo habremos cumplido con una parte de nuestras obligaciones. En cuanto nos descuidemos el ego nos habrá cambiado oro por baratijas. Nos dará las baratijas de la satisfacción emocional, física o intelectual y se quedará con el oro de nuestra purificación. ¡“Empezad por purificaros a vosotros mismos”!
“Para dar luz debemos arder primero…»
El excesivo ego mundano es quien nos gobierna y quien nos impide la visión correcta, la espiritual. Mientras no hayamos purificado nuestros sentidos, mientras no hayamos “ardido”, seguirá engañándonos, dominándonos y extraviándonos, ¿qué luz podemos dar si aún seguimos en tinieblas? El ego no quiere perder el protagonismo del que se retroalimenta y hará lo imposible por seguir siendo el “prota” de nuestras emociones, de nuestras reacciones. En cuanto deje de serlo, desaparecerá.
Nuestra guerra es solo con él, y aún así, aplicando siempre como arma la armonía y el amor.
Refiriéndose al constante esfuerzo por estar alerta a las triquiñuelas del ego dice un sabio sufí en el siguiente poema:
“Camino de los leones de Dios es esta guerra.
Sendero de los puros es esta guerra.
Obra de valientes es esta lucha y este combate,
harto difícil, no la emprendas para luego avergonzarte. (y abandonarla a las primeras de cambio)
Es la Senda de Dios y no el camino del bazar, abierto a cualquier negligente y ocioso.
Es la Senda de los elegidos”.
Sigue:
“[.]Una guerra alejada de matanzas y violencia[.]
Aquí se necesitan hombres (seres humanos) que,
impulsados por el mandato del amor,
caminen más allá de la existencia con los pies del amor.
Este no es un combate fácil, ¡oh tú!, lleno de deseos, sino la lucha del amor y los corazones”.
En el último verso acaba:
“En ella (en esa guerra), el luchador que pierda su existencia (su ego)
se convertirá en verdadero discípulo”.
En todo momento, incansablemente:
¡MASAKATSU AGATSU KATSUAYABI!
Debes estar registrado para responder a este debate