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Abierto
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Compañeros aikidotas otro curso más, diferente, aunque a veces tengamos la sensación de que son lo mismo siempre hay algo que los hace diferentes, únicos. Nuestros maestros continuamente nos lo están diciendo, el aikido es una vía en continua evolución, aunque las técnicas se ejecuten con movimientos específicos y precisos, siempre tienen la particularidad del aikidota que la ejecuta, su personalidad, su condición física, no tiene porque se mejor o peor que la del compañero, tan solo es. Los que asistimos sólo el domingo, nos “perdimos” la gran revelación transmitida por el maestro Lucio de su maestro espiritual, ese mantra, que como bien nos dijo Alberto solo puede ser transmitido por el maestro, esperaremos para la próxima. Según la experiencia de algunos compañeros parece que les ayudó en la meditación a centrar la atención e intentar evitar que la mente, que lista es, nos lleve a su terreno.
Personalmente, por la razón que fuese, este día me constó centrarme en la meditación, tal vez debería practicarla con más asiduidad.
Que decir de los maestros: Alberto, Roberto y Pepe, se complementan maravillosamente, cada uno con su estilo pero todos con la misma finalidad, que realicemos las técnicas con suavidad, que fluya el ki, que no se pierda el musubi, que nos respetemos… pienso que lo hacemos. Creo que es una de las cosas que más se palpan en los cursos, compañer@s que solo coincidimos en estos eventos, parece como si estuviésemos practicando con ellos a diario. Es de agradecer la cordialidad, el respeto, la humildad… que se respiran y se sienten. Aikido es misogi y kototama como nos dicen los maestros, nos cuesta pero creo que poco a poco iremos erradicando ese ego que se apodera de nuestra mente, ya que el cuerpo tan solo es recipiente con el que deambulamos en el mundo terrenal y que pasará a formar parte del universo, como un todo, cuando faltemos. ¿Cuántos males y desgracias se erradicarían si no existiese es ego? Tal vez todos, difícil tarea pues cada persona es un pequeño mundo pero si la gran familia del Aikido consigue alejarlo, el mundo en el que vivimos será un lugar maravilloso, idílico, donde la paz y la fraternidad entre los pueblos reine. Una utopía a nivel global, seguramente, pero a nivel local se pueden hacer muchas cosas que hacen que este mundo sea mejor, ya nos lo decía el fundador Ueshiba “la mayor victoria que puede alcanzar un guerrero es vencerse a sí mismo. El propósito del Aikido es la paz, evitar la guerra, proteger al medio ambiente y estar al servicio de la sociedad”.
Agradecer la presencia del maestro Lucio, escuchar sus sabias palabras, siempre llenas de contenido y esperar su pronta recuperación para volver a recibir sus enseñanzas. Como nos recordaba constantemente el maestro Lucio, el Aikido deber guiarnos para ser mejores personas, yo creo que es un buen guía. Nos vemos en el próximo. Gracias a todos.
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