• Abierto
  • Beni
    Guest
    12 septiembre, 2016 at 08:53 #3608

    Gracias por tu articulo, Diego. Por fin algo de consuelo!!! Ya no soy el único que se es un botijo en el tatami, sobre todo, a la hora de moverme.
    Bromas aparte, me parece muy buena tu comparativa. solo nos falta un puntito. Dejarnos modelar por la mano del Alfarero.
    Un abrazote fuerte.

    Alex
    Guest
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    12 septiembre, 2016 at 10:03 #3609

    Buenas,

    Tanto los artículos de los maestros como los que últimamente nos brinda Diego son extraordinarios. Tenemos la suerte de tener excelentes Maestros, que además plasman en papel ciertos pensamientos/reflexiones que nos vienen de lujo para avanzar en nuestra vía. Pienso, como reflexión personal, que no nos damos cuenta o no valoramos el legado que nos están dejando (tanto el Maestro Lucio principalmente como algunos textos del Maestro Alberto) por publicarse tan seguidos los textos. Deberíamos reflexionar más en sus palabras, interiorizarlas, releerlos (aunque en muchos de ellos no lleguemos a entender ciertas partes, y debamos quedarnos con el fondo).
    Y luego están los textos de Diego…. fabulosos, divertidos, cercanos…. Otro lujazo poder tener compañeros que se animen y escriban lo que primero piensan; en este caso Diego. Acertadísima la comparación Diego, me ha encantado. Como siempre.
    Intentaremos parecernos más a un botijo o a un palo que lleva el agua. ¿Qué será lo siguiente? Esperamos impacientes tu reflexión de la aikivida.
    Un abrazo compañero!!

    Lucio Álvarez
    Guest
    Entradas: 180
    12 septiembre, 2016 at 10:31 #3610

    ¡Bravo Diego! No como de costumbre. Literariamente hablando, en este has estado aún más fino de lo habitual.
    Yo también tengo botijo -botijos, que son varios-. Mis botijos son aurgitanos. Pero, vamos esto lo indico por situarlos. Los ‘botijos’ son universales. Estos búcaros son uno de los mejores regalos que me han hecho. Mi nieto Martín ya ha aprendido que el agua del botijo es la mejor, y ya me ha encargado uno de su tamaño. La primera vez que bebió de botijo, como el pirulo en cuestión era demasiado grande para él, le servimos el agua en un vaso. Era la hora de la comida. A la cena, Loli le trajo su vasito lleno de agua y no hizo más que probarla y exclamó: ¡Este agua no es del botijo, abuela! Efectivamente, era agua del grifo.

    Gracias Diego.

    Lucio Álvarez
    Guest
    Entradas: 180
    12 septiembre, 2016 at 10:33 #3611

    Y ¡¡¡¡Gracias!!!! Pepe.

    Bea
    Guest
    Entradas: 180
    23 septiembre, 2016 at 13:42 #3614

    Por algo eres el gran Diego… Me ha gustado mucho, mil gracias. Me recuerda al texto del maestro Alberto sobre «las pequeñas cosas»… Está claro que estas pequeñas cosas te inspiran enormemente.

    Pero vamos, que si sé que quieres un botijo, podría haberte traído uno!! jeje

    Un beso